El Centro de Estudios Internacionales

El Centro de Estudios Internacionales se creó con el propósito de “cumplir dos tareas principales: la enseñanza y la investigación en materia de relaciones internacionales, por una parte, y, por la otra, ilustrar la opinión pública de habla española sobre esas relaciones. La primera tarea la cumplirá con una biblioteca especializada, pública y gratuita, en donde el lector halle libros, revistas y documentos de su interés, con la enseñanza de cursos regulares que conduzcan a un grado académico, y con la publicación de trabajos de investigación de sus profesores y estudiantes o de investigadores contratados para ese objeto”.1 “La segunda la cumplirá también con sus servicios de biblioteca; mediante cursillos especiales, conferencias y discusiones públicas y con Foro Internacional”.2

El país requería, en opinión de Cosío Villegas, de estudiosos de las relaciones internacionales capaces de entender la situación de México en el mundo y de conducir la diplomacia mexicana con el mayor profesionalismo.

Se creó primero, en 1960, la revista Foro Internacional y un año después, el Centro de Estudios Internacionales. El cei dependía entonces, en mucho mayor medida que hoy, de profesores visitantes que venían de Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Noruega, Suecia, Venezuela, Argentina, Colombia y Brasil a impartir cursos en la licenciatura en relaciones internacionales. La creación de la Sección de Estudios Orientales en 1964 en el cei explica la presencia en esos años de profesores de India, Japón, Pakistán y Ghana.3 La ausencia de especialistas propios se remedió también con la contratación de profesores de asignatura, en su mayoría funcionarios públicos, y con un programa de becas que envió a los primeros profesores del Centro a especializarse en Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos. El apoyo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, de la Secretaría de Educación Pública y de fundaciones estadounidenses fue importante en los primeros años, en particular para la obtención de becas para profesores y estudiantes, y lo sigue siendo hoy.4

El programa de la licenciatura se orientaba en los primeros dos semestres a la enseñanza de las bases para el estudio y la práctica de las relaciones internacionales: filosofía política, economía, derecho internacional e historia y política mexicanas.5 Los siguientes años se concentraban en el estudio de la política, la historia y las relaciones internacionales de los países más importantes y de casi todas las regiones del mundo: Europa Occidental, América Latina, Estados Unidos, la Unión Soviética, Medio Oriente, África, China, Japón e India. El plan de estudios mantiene hasta hoy su estructura fundamental, aunque las materias instrumentales son ahora mucho más numerosas que los estudios de área.

Se abrieron, también en los primeros años de la década de los sesenta, un programa de doctorado en relaciones internacionales, que decidió posponerse al final de la primera promoción hasta que el Centro contara con una mejor biblioteca y con un número mayor de profesores de tiempo completo con doctorado,6 y un programa de maestría en relaciones internacionales, con especialidad en América Latina. La maestría en ciencia política, que se inicia en 1973 y se suspende en 1981, fue la más exitosa por el número de estudiantes inscritos y el buen desempeño profesional de sus egresados, pero la gran demanda por los estudiantes de esta maestría se tradujo también en una baja eficiencia terminal. Para hacer frente a esa demanda creciente de egresados del cei, que “pronto empezaron a ganar prestigio en el mercado de trabajo profesional y, en consecuencia, a tener una gran demanda para funciones distintas de la propiamente internacional”,7 el Centro decidió crear la licenciatura en administración pública en 1982. Se trataba, como en el caso de la licenciatura en relaciones internacionales, de contribuir a que la administración pública en México se convirtiera en una verdadera especialidad y de que los egresados de la nueva licenciatura influyeran, a partir de una sólida formación, en el mejoramiento de la gestión y las políticas públicas.

Para entonces el cei ya contaba con cerca de quince profesores de tiempo completo, que nunca fueron más de siete en la década de los sesenta. La Biblioteca albergaba una de las colecciones más importantes sobre relaciones internacionales en México, y un buen número de profesores del Centro había incursionado con gran éxito en el estudio de la política mexicana. Otros exploraban, por primera vez, el campo de la administración pública.

Desde 1982, el cei convoca a un concurso de admisión a sus dos licenciaturas, cada dos años, en vez de cada tres como se hacía antes. Así, los egresados de la licenciatura en relaciones internacionales fueron 105 en el periodo 1988-2000, comparados con sólo 67 en el periodo 1971-1981; entre 1982 y 1990 egresaron 34 estudiantes de la licenciatura en administración pública y entre 1988 y 2000 terminaron cursos 50. Más de 60% de los egresados de ambas licenciaturas en los últimos dieciocho años han realizado xestudios de posgrado –maestrías y doctorados– en prestigiosas universidades, sobre todo en Estados Unidos y Gran Bretaña. En septiembre de este año iniciarán cursos la décima generación de administración pública y la decimoctava de relaciones internacionales.

La Biblioteca fue concebida como el instrumento fundamental para la enseñanza en el Centro de Estudios Internacionales.

 

La enseñanza –pensaba Cosío Villegas– descansará no tanto en las conferencias del profesor, cuanto en las lecturas y trabajos personales del estudiante. Éste recibirá de cada uno de sus profesores programas detallados de las lecturas que debe hacer fuera de clase y cuyo resultado presentará para su crítica, sea al profesor directamente, o a éste y los demás estudiantes, que discutirán en grupo. El estudiante, así, será desde el primer día el elemento activo y principal de su propia educación, pues sólo así adquirirá un modo personal de trabajar: de buscar y dar con los hechos, cotejarlos entre sí, descubrir su significación, armarlos para llegar a explicaciones o interpretaciones generales y comparar éstas con las ajenas.8

 

Esta forma de aprender y de enseñar se mantiene hasta hoy, con muy buenos resultados. Requiere, para ser eficaz, de grupos pequeños de estudiantes, en contacto directo y constante con sus profesores, y de un adecuado equilibrio entre las horas de clase y las de estudio.

Dicho método de enseñanza explica quizá que los egresados del cei se distingan por su capacidad analítica y que más de sesenta se dediquen hoy a las labores académicas, en numerosas universidades nacionales y extranjeras, pero sobre todo, en el mismo Colegio de México y en el cide.

Con todo, el destino principal de los estudiantes de la licenciatura en relaciones internacionales es la Secretaría de Relaciones Exteriores, en donde se han sumado a las filas del Servicio Exterior Mexicano (por lo menos trece han alcanzado ya el rango de embajador). Los administradores públicos se encuentran dispersos en distintas secretarías de Estado y dependencias públicas, así como en organismos internacionales. En los últimos años, las empresas de consultoría atraen también a los egresados de ambas licenciaturas. Muchos más se dedican a la política.

Las primeras publicaciones del cei, nos recuerda Mario Ojeda, fueron obra de autores que no eran profesores de tiempo completo del Centro, así como de los alumnos.9 No es sino a partir de 1972 cuando aparecen los primeros libros de los profesores del Centro: Olga Pellicer, Rafael Segovia, Humberto Garza, Rosario Green, Mario Ojeda, aunque ya se publicaban en Foro Internacional artículos y reseñas de estos mismos profesores y de otros.

En sus primeros años Foro Internacional publicó textos, fundamentalmente de autores extranjeros y de funcionarios públicos, sobre los grandes temas de la política internacional. Es sólo a partir del número 20 de la revista cuando empiezan a publicarse artículos sobre la política exterior de México. A medida que se fueron consolidando, los primeros investigadores del cei le imprimieron un sello distinto. Sin abandonarse por completo los primeros temas, desde la década de los setenta la revista refleja las principales líneas de investigación del Centro, casi siempre vinculadas a los problemas inmediatos de la política interna y de las relaciones internacionales de México. El Estado, los partidos y las elecciones, la cultura política, los grupos de presión, el corporativismo y las crisis políticas fueron los temas favoritos de quienes se interesaron por la política mexicana; los internacionalistas se dedicaron a estudiar en esos años la política exterior de México, las relaciones de México con Estados Unidos, las de México con América Latina (en particular con Cuba), el problema de la deuda externa, las empresas transnacionales, el Tercer Mundo, los dilemas de la onu, entre otros.

A estos temas se fueron agregando otros –los del momento– en la década de los ochenta y los noventa. Por lo que se refiere a la política interna, se siguió estudiando la vida política mexicana y se emprendieron estudios sobre las clases medias, los empresarios, la Iglesia, el sindicalismo, las relaciones entre civiles y militares, la reforma del Estado, de los partidos políticos y las leyes electorales, la descentralización, el populismo y, en los últimos años, desde luego, la democracia.

Los estudiosos de la administración y las políticas públicas han avanzado el conocimiento sobre la modernización administrativa y el servicio civil de carrera, el desarrollo regional, la federalización educativa, la constitución de élites político-administrativas, el gobierno y la democracia municipales, la participación ciudadana en el diseño de políticas, y han facilitado la enseñanza de esta disciplina en México con compilaciones y traducciones de textos fundamentales.

Los internacionalistas buscaron explicar la política exterior de México hacia América Central, la política interna e internacional de Nicaragua, el problema de los refugiados guatemaltecos, la seguridad nacional, la internacionalización del mercado mexicano, la migración indocumentada a Estados Unidos, los problemas fronterizos, las relaciones entre México y Gran Bretaña, la adhesión de México al gatt y el Tratado de Libre Comercio de América del Norte.

El estudio de las relaciones de México con Estados Unidos, que desde los primeros años ocupó la atención de muchos de los profesores del Centro, se amplió para incluir o profundizar en temas como el comercio, la migración, el medio ambiente, las organizaciones no gubernamentales, el nacionalismo, la soberanía, los derechos humanos, el narcotráfico, la transnacionalización. Se creó, desde fines de los años setenta, el Programa México-Estados Unidos, que mantiene desde entonces un centro de documentación y publica, desde 1982, la serie México-Estados Unidos, con periodicidad anual hasta 1990, cuando, al tiempo que se estrechaban las relaciones en la región de América del Norte, se convierte en la serie México-Estados Unidos-Canadá, de publicación bianual.

Europa, como referencia política y cultural fundamental, siempre ha estado presente en el cei. Más de la mitad de nuestros profesores realizaron estudios de posgrado en países europeos. El interés por lo que sucede en Europa (incluida Europa del Este en los últimos años) se refleja en la organización de conferencias, en el establecimiento, en marzo de 1993, del hoy itinerante Instituto de Estudios de la Integración Europea, y en Foro Internacional, que en la última década ha publicado alrededor de cuarenta artículos sobre la política, la administración pública y las relaciones internacionales de los principales países de Europa.

En los últimos quince años los profesores del cei han tendido, en consonancia con el espíritu académico prevaleciente, a especializarse y a internacionalizarse. El número de artículos publicados en revistas extranjeras ha aumentado en forma notable, así como la participación en congresos internacionales. Aunque desde la década de los ochenta los profesores del Centro ya participaban, en colaboración con académicos de otros países, como compiladores y autores en volúmenes colectivos, esta tendencia se refuerza claramente en los noventa.

La suma de esfuerzos para publicar obras en las que distintos profesores analizan las relaciones internacionales del país, la política interna y exterior de México y evalúan las nuevas teorías es una tradición que data de principios de los años setenta. La diferencia quizá es que, entonces, no estaban de moda los compiladores, y el Centro de Estudios Internacionales aparecía como responsable de los volúmenes colectivos. Resultado también de estos propósitos comunes son los números especiales de Foro Internacional sobre la gestión pública y la política durante los distintos sexenios, sobre la política internacional y las relaciones transnacionales, y los libros editados, con frecuencia por los directores del Centro, sobre la interdependencia y las relaciones México-Estados Unidos, la cooperación internacional entre socios desiguales, las consecuencias para México del fin de la guerra fría, la globalización y las regiones.

Sería imposible referirse a los más de sesenta libros que ha publicado el Centro de Estudios Internacionales, sin considerar la serie México-Estados Unidos, la de Lecturas Básicas, la colección Jornadas, los ocho tomos de la Historia de la Revolución Mexicana escritos por profesores del Centro, y los cada vez más numerosos títulos que se publican en otras editoriales, nacionales y extranjeras.

Importa resaltar que, a final de cuentas, el Centro de Estudios Internacionales ha contribuido, a lo largo de los últimos cuarenta años, a consolidar y avanzar el estudio de las relaciones internacionales y de la política mexicanas, y ha formado funcionarios públicos con conocimientos y vocación por el servicio público. Mediante la publicación de sus investigaciones, la organización de seminarios, conferencias y cursos públicos, la conducción de programas de radio y televisión, y la redacción semanal, de varios de nuestros profesores, de editoriales en los principales periódicos del país, el cei participa en la difusión del conocimiento y en la formación de la opinión pública.

El Centro de Estudios Internacionales ha sido pionero en muchos campos de la investigación y la enseñanza, y ha hecho escuela, privilegiando el análisis político, en vez del jurídico de antes y el económico de hoy, de las relaciones internacionales, de la política nacional y de la gestión pública.

 

1 Así se anunciaba en el primer folleto del cei, escrito por Daniel Cosío Villegas. Citado en Mario Ojeda Gómez, “El Centro de Estudios Internacionales a los 25 años de su fundación”, Foro Internacional, vol. xxvii, núm. 3, enero-marzo de 1987, pp. 339 y 340.

2 Véase el folleto El Colegio de México, 1964.

3 En 1968, esta Sección se separa del cei y se convierte en el Centro de Estudios Orientales. Véase El Colegio de México: una idea de casi medio siglo, escrito por Lorenzo Meyer en 1987.

4 En los últimos veinte años, el apoyo de las fundaciones ha adquirido mayor peso; The William and Flora Hewlett, MacArthur y Ford, entre otras, han auspiciado un número considerable de investigaciones de los profesores del cei.

5 Véase el folleto El Colegio de México, 1963.6 Mario Ojeda, art. cit., p. 341.

7 Ibid., p. 343.

8 Ibid., p. 344.

9 Alfonso García Robles y Jorge Castañeda, entre los primeros, y Lorenzo Meyer, Jorge A. Lozoya, Marco Antonio Alcázar, Blanca Torres, Luis Medina y Claude Heller, entre los segundos.