La Real Academia Española se fundó en 1713 por iniciativa de Juan Manuel Fernández Pacheco, marqués de Villena. Felipe V aprobó su constitución el 3 de octubre de 1714 y la colocó bajo su "amparo y Real Protección". Su propósito fue el de "fijar las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza". Se representó tal finalidad con un emblema formado por un crisol al fuego con la leyenda Limpia, fija y da esplendor, obediente al propósito enunciado de combatir cuanto alterara la elegancia y pureza del idioma, y de fijarlo en el estado de plenitud alcanzado desde el siglo XVI. Las obras premiadas en sus concursos, el trabajo de los Académicos y las normas lingüísticas y literarias del gusto que emanaran de ella le darían esplendor. La creencia en tales posibilidades normativas era habitual en la Europa dieciochesca.

   Laborando abnegadamente, la Academia compuso en solo trece años (1726-1739) los seis volúmenes del Diccionario de Autoridades, obra magna de nuestra lexicografía. Desde entonces, en un tomo o en dos, y ya sin textos que autoricen las acepciones, ha publicado veintiuna ediciones del Diccionario "usual" o "común" (1780-1992), la última en varios formatos: tradicional, económico, y en CD-ROM. Asimismo ha dado a luz cuatro ediciones del Diccionario Manual e ilustrado de la lengua española, y dos tomos del Diccionario histórico de la lengua española, así como, desde 1771, varias ediciones de la Gramática, y múltiples publicaciones de obras clásicas, muchas de ellas de singular valor.